jueves, 27 de enero de 2011

PAYASO EN LA LUNA. Dylan Thomas

PAYASO EN LA LUNA



Mis lagrimas caen suavemente como los pétalos
de alguna rosa mágica.

Y todo mi dolor fluye del espacio abierto
de firmamentos y nieves imposibles de recordar.

Creo, que si acariciara la tierra,
ésta se desintegraría;
sí, todo es tan triste y tan bello,
tan trémulo
como en un sueño.




Dylan Thomas

(Swansea, Reino Unido, 1914-Nueva York,E.E.U.U., 1953)




Happy New Year. Julio Cortázar


Happy New Year

Mirá, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.

Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.

¿No me prestás tu mano en esta noche
de fin de año de lechuzas roncas?

No puedes, por razones técnicas.

Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.

Así la tomo y la sostengo,
como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos,
el amor de los hombres.


Julio Cortázar. 1968.


El Dinosaurio. Augusto Monterroso


El Dinosaurio es el título de uno de los relatos más cortos jamás escritos en lengua española:
Esta simple frase constituye un microrrelato que hizo célebre a su autor, el escritor guatemalteco Augusto Monterroso. El Dinosaurio ha sido considerado como el más corto relato en lengua española hasta la publicación en 2005 de El Emigrante, del mexicano Luis Felipe Lomelí.


¿Olvida usted algo? -¡Ojalá!








  

viernes, 21 de enero de 2011

No someter el Tiempo, William Faulkner



   "Cuando la sombra del marco de la ventana se proyectó sobre las cortinas, eran entre las siete y las ocho en punto y entonces me volví a encontrar a compás, escuchando el reloj. Era el del Abuelo y cuando Padre me lo dio dijo, Quentin te entrego el mausoleo de toda esperanza y deseo; casi resulta intolerablemente apropiado que lo utilices para alcanzar el reducto absurdum de toda experiencia humana adaptándolo a tus necesidades del mismo modo que se adaptó a las suyas o a las de su padre. Te lo entrego no para que recuerdes el tiempo, sino para que de vez en cuando lo olvides durante un instante y no agotes tus fuerzas intentando someterlo. Porque nunca se gana una batalla dijo. Ni siquiera se libran. El campo de batalla solamente revela al hombre su propia estupidez y desesperación, y la victoria es una ilusión de filósofos e imbéciles."



William Faulkner, "El ruido y la furia",
Edit Planeta 2003, pág. 87

Primavera y muchacha, Octavio Paz



Primavera y muchacha


En su tallo de calor se balancea
La estación indecisa
Abajo
Un gran deseo de viaje remueve
Las entrañas heladas del lago
Cacerías de reflejos allá arriba
La ribera ofrece guantes de musgo a tu blancura
La luz bebe luz en tu boca
Tu cuerpo se abre como una mirada
Como una flor al sol de una mirada
Te abres
Belleza sin apoyo
Basta un parpadeo
Todo se precipita en un ojo sin fondo
Basta un parpadeo
Todo reaparece en el mismo ojo
Brilla el mundo
Tú resplandeces al filo del agua y de la luz
Eres la hermosa máscara del día


Aunque la nieve caiga en racimos maduros
Nadie sacude ramas allá arriba
El árbol de la luz no da frutos de nieve
Aunque la nieve se disperse en polen
No hay semillas de nieve
No hay naranjas de nieve no hay claveles
No hay cometas ni soles de nieve
Aunque vuele en bandadas no hay pájaros de nieve

En la palma del sol brilla un instante y cae
Apenas tiene cuerpo apenas peso apenas nombre
Y ya lo cubre todo con su cuerpo de nieve
Con su peso de luz con su nombre sin sombra


Sugerencia. Recuerdo de una tarde, Luis García Montero

Recuerdo de una tarde


Aquel temblor del muslo
y el diminuto encaje
rozado por la yema de los dedos,
son el mejor recuerdo de unos días
conocidos sin prisa, sin hacerse notar,
igual que amigos tímidos.

Fue la tarde anterior a la tormenta,

con truenos en el cielo.
Tú apareciste en el jardín, secreta,
vestida de otro tiempo,
con una extravagante manera de quererme,
jugando a ser el viento de un armario,
la luz en seda negra
y medias de cristal,
tan abrazadas
a tus muslos con fuerza,
con esa oscura fuerza que tuvieron
sus dueños en la vida.

Bajo el color confuso de las flores salvajes,

inesperadamente me ofrecías
tu memoria de labios entreabiertos,
unas ropas difíciles, y el rayo
apenas vislumbrado de la carne,
como fuego lunático,
como llama de almendro donde puse
la mano sin dudarlo.
Por el jardín, el ruido de los últimos pájaros,
de las primeras gotas en los árboles.

Aquel temblor del muslo

y el diminuto encaje, de vello traspasado,
su resistencia elástica
vencida con el paso de los años,
vuelven a ser verdad, oleaje en el tacto,
arena humedecida entre las manos,
cuando otra vez, aquí, de pensamiento,
me abandono en la dura solución de tus ingles
y dejo de escribir
para llamarte.


Sugerencia. Esa luna color de viejo saxofón, Luis García Montero



Esa luna color de viejo saxofón
me retendrá en París.

Esa luna color de vieja mariposa,
de alma vieja buscando sobre el viento
ojos para mirar el fin de siglo,
gatos que son las dudas de la noche.

Tiéndete junto a mí. Despierta en la memoria
esa inquietud que guardan los que acaban de amarse,
la imperceptible prisa de los labios
que buscaron un cuello donde apoyar su aliento.

Y déjame mirarte, frente a frente,
con estos mismos ojos orientales
que utiliza el amor para observamos.


Luis García Montero

jueves, 20 de enero de 2011

NIÑOS ENVENENADOS

Una exacta metáfora de nuestro tiempo. El precio del "progreso" del Primer Mundo, de su petulancia y su deseo de obviar la realidad: el precio preciso de nuestra "abundancia".



PULSA LA FOTO PARA IR A LA INFORMACIÓN COMPLETA.


FUENTE: http://www.informador.com.mx

Sugerencia. Oído en un teléfono. Washington Benavides



FUENTE: http://poeticas.es/
    La literatura contemporánea uruguaya tiene en Washington Benavides (1930) a uno de sus más destacados poetas. El carácter conversacional y popular de su poesía lo convierte en uno de los poetas más musicalizados de su país.


Pintura de Mauricio Jiménez Larios

Oído en un teléfono


El poeta es un apóstata,
inevitablemente. Está
marcado para la apostasía.

Su búsqueda incesante

le obligará a colgar
más de una fe en el perchero
(ni a César lo que es del César
ni a Dios lo que es de Dios)

Traspasará las puertas

de marfil o de cuerno
las del cofre-fort
las de la cabina telefónica
las de la cabina espacial.

Descifrará en el palimpsesto

de los días
otros días que igualmente
fueron o serán suyos.

Traducirá las páginas etruscas

de las muchas realidades.

El poeta es un apóstata.


No tiene otra salida. Está

obligado a descubrir
lo que le espera a la vuelta
de la esquina. Y esto no le
acarreará
ni seguridad ni prestigio.

El poeta es un apóstata.


Pelada la última capa de la cebolla

debe imaginar la cebolla
platónica
que en un plato -fuera de su alcance-
lo espera
para recomenzar el trabajo
de quitarle una a una sus pieles
y encontrarse con otra cebolla
reluciente
idéntica a un lucero.

El poeta es un apóstata.


Debe serlo. Para acompañar

a los que se atreven por el salón
de los pasos perdidos
a los que conversan con sus sombras
a los que alientan desde una cárcel
la liberación de los hombres.

Poesía

se llama
Apostasía.

Lección de exorcista, 1991.

     

miércoles, 19 de enero de 2011

Crisis: Mentiras para la resignación. Pedro Luis Angosto. Rebelión

Sí, esta crisis es diferente, como España, incluida Catalunya, llena de curas, lameculos, zascandiles, reaccionarios, mediocres, equidistantes, intelectuales de pacotilla, llorones, arribistas de mediopelo y…, gente maravillosa, extraordinaria, trabajadora, sabia, crítica, gozosa, riente, altruista, generosa, preparada, modesta, luchadora, libre y justa. Es diferente porque no existe una contestación social contundente ni unos medios de comunicación a la altura de los tiempos, lo es porque la cubre un manto de tristeza y abatimiento casi generalizado, también porque pocas veces desde la Segunda Guerra Mundial el viejo continente se ha visto en mitad de un huracán no provocado, en principio, por él. Pero sobre todo, esta crisis es diferente porque todo es una gran mentira, porque nos están engañando y nos estamos dejando engañar sin rechistar, sin decir esta boca es mía, consintiendo no sólo que los chorizos que la provocaron, se beneficiaron y benefician de ella sigan en libertad, sino que continúen dando esperpénticas lecciones de cómo salir del torbellino que ellos atizaron a sabiendas de sus consecuencias a medio plazo.


martes, 18 de enero de 2011

A ORILLAS DEL EAST RIVER. José Hierro



A ORILLAS DEL EAST RIVER, José Hierro


En esta encrucijada,
flagelada por vientos de dos ríos
que despeinan la calle y la avenida,
pisoteada su negrura por gaviotas de luz,
descienden las palabras a un mano,
picotean los granos de rocío,
buscan entre mis dedos las migajas de lágrimas.

Siempre aspiré a que mis palabras,
las que llevo al papel,
continuasen llorando
de pena, de felicidad, de desesperanza,
al fin, todo es lo mismo,
porque yo las había llorado antes;
antes de que desembocasen en el papel blanquísimo,
en el papel deshabitado, que es el morir.

Dejarían en él los ecos asordados, empañados,
de lo que tuvo vida.
Alguien advertiría la humedad de las lágrimas,
lloraría por seres que jamás conoció,
que acaso no es posible que existieran
aunque estuvieron vivos
en el recuerdo o en la imaginación.

Lloraríamos todos por los desconocidos,
los -para mí- difuminados
en la magia del tiempo.
Contra las estructuras
de metal y de vidrio nocturno
rebotan las palabras aún sin forma,
consagradas en el torbellino helado,
y no me hacen llorar
Yo ya no sé llorar ¡Y mira que he llorado!

Yo ya no lloro,
excepto por aquello que algún día
me hizo llorar:
los aviones que proclamaban
que todo había terminado;
la estación amarilla diluida en la noche
en la que coincidían, tan sólo unos instantes,
el tren que partía hacía el norte
y el que partía hacia el oeste
y jamás volverían a encontrarse;
y la voz de Juan Rulfo: “diles que no me maten”;
y la malagueña canaria;
y la niña mendiga de Lisboa
que me pidió un “besiño”.

Yo ya no lloro.
Ni siquiera cuando recuerdo
lo que aún me queda por llorar.
 
 
 


domingo, 16 de enero de 2011

Generación de la Amistad saharaui

Sahara: ¡Por un sueño de libertad!: Definición de Miserable

Sahara: ¡Por un sueño de libertad!: Definición de Miserable.

Definición de Miserable

Busco la definición de miserable:
1. adj. Desdichado, infeliz 2. De escasa cuantía o valor 3. adj. y com. Avariento, mezquino 4. Malvado, perverso:
Otras palabras con las que guarda relación: agarrado – arrastrado – avaro – canalla – chamizo – cutre – incremento – menguado – mezquino – rasposo – roñoso – sórdido.